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La sombra y la proyección
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- Victoria Farina
La sombra
No sé si ya han escuchado hablar de la sombra y la proyección, pero voy a hablar de ello de la manera más simple posible. Mi intención es ayudarles a que hagan el ejercicio diario de ir reconociendo sus proyecciones con el objetivo de determinar qué han enviado debajo de la alfombra y así poder cambiar sus vidas, o al menos enojarse menos con los demás.
Desde que nacemos, nos dedicamos a observar el mundo, no sabemos nada, todo es nuevo, todo nos parece gigante, ya que lo vemos desde abajo. Y así vamos creciendo… en función de lo que vemos a nuestro alrededor vamos entendiendo el mundo, formando creencias (además de las ya heredadas), siguiendo programas, construyendo lealtades familiares invisibles que restringen nuestra visión. Y todo eso se va volviendo filtros mentales en nuestros ojos.
Cada vez que juzgamos algo como bueno o malo, nuestro inconsciente va clasificando las experiencias, las actitudes, los comportamientos. Aquello que juzgamos como “malo” o “incorrecto” va a parar debajo de la alfombra y así es como se va constituyendo la famosa “sombra”. Según Carl Gustav Jung, psicólogo y médico psiquiatra suizo, la sombra es el aspecto inconsciente de la personalidad que se caracteriza por rasgos y actitudes que mi Yo Consciente no reconoce como propios. El problema surge cuando nuestro inconsciente quiere manifestarse, lucha por hacerlo, mientras que nuestro consciente lucha por esconderlo, y aquí entramos en conflicto interno.
La proyección
Lo que tenemos que entender es que vivimos en un mundo dual, así como está la derecha, está la izquierda; la noche, el día; el sol, la luna; arriba, abajo… estamos rodeados de polaridades, una no puede vivir sin la otra, ya que directamente desaparecería, no sabríamos lo que es el día si no tuviéramos la noche para compararlo.
Con esto quiero decir que, mientras más nos esforcemos por eliminar la sombra, esconderla, reprimirla, más fuerza va a tomar, porque es una energía tan válida como nuestra luz. Somos seres de luz y de sombra, y la solución no es eliminar una cosa u otra sino integrarlas, tal y como dice Enric Corbera, debemos encontrar “el camino del medio”, y como también decía Jung, “prefiero ser una persona completa que una persona buena”.
Pero ahora bien, la pregunta sería ¿cómo integro esa sombra? ¿Cómo la reconozco principalmente? Y tengo que decir que la vida es perfecta y maravillosa, siempre nos da la oportunidad de hacerlo, pero tenemos que estar dispuest@s a ver esta oportunidad y aprovecharla. Dado que nuestro inconsciente siempre está intentando expresar la sombra, lo que hace es proyectarla en nuestro exterior, así supone que nos sería más fácil reconocerla, y quienes están a nuestro alrededor son aquellos que nos “muestran” esa sombra.
Ejemplos
Por lo tanto, les dejo un ejercicio para que comiencen a identificar su sombra. Elijan a una persona en su vida que les muestre algún comportamiento o actitud que no les guste, que hayan juzgado porque desde la infancia escuchaban que eso no era bueno o que simplemente les provoque alguna incomodidad, y pregúntense: ¿qué percibo de esta persona? ¿qué me está mostrando? ¿qué tiene que ver esto conmigo?
Voy a dar un ejemplo muy fácil, si yo de niña no quería prestarle mis juguetes a mi prima y mi mamá me retó y me dijo que no tengo que ser egoísta, pues lo más probable es que desde ese día haya mandado al “egoísmo” a la sombra porque es algo que no se tiene que hacer, y seguramente hoy me encontraré con muchas personas “egoístas” por el camino. Entonces, elijo una persona que hoy me provoque una incomodidad, la defino como “egoísta” y tengo que preguntarme: ¿en qué soy yo egoísta, con quién lo soy, en qué casos?
Muchas veces vamos a decir “pero yo no soy egoísta, siempre me preocupo por todo el mundo, ayudo, doy todo por los otros como mi mamá me enseñó”… pues sí, somos egoístas, pero con nosotr@s mism@s porque desde niñ@s creemos que pensar primero en nosotr@s está mal, y lo único que esa persona está mostrándonos es que para llegar al camino del medio e integrar esa sombra, deberíamos pensar un poco más en nosotr@s y no tanto en los demás, ser un poquito más como ella y, al final, cambiar esa percepción y decir “es amor propio, no egoísmo”.
Este otro ejemplo es personal, me encontré con una persona que hablaba demasiado, hablaba en tono elevado, estaba todo el tiempo llamando la atención y no lograba quedarse callada ni durante 5 minutos, y mi pregunta a mí misma fue ¿qué tiene que ver esto conmigo? Y sí, tuve que aceptar que yo no hablo nunca, estoy siempre en silencio, intento todo el tiempo pasar desapercibida, no pongo ni música alta para no molestar a los vecinos, y esta situación me enseñó que yo debería hablar un poco más y la otra persona hablar un poco menos para que ambas podamos encontrar el equilibrio.
¿Y entonces?
Esto me recuerda la famosa “media naranja” que escuché muchísimas veces, durante un tiempo estaba en total desacuerdo con esta frase, decía que cada uno tenía que ser una naranja completa para poder rodar y no tener que depender de otro para estar completa. Pero luego entendí que simplemente había malinterpretado el significado de este dicho.
Siempre estamos frente a nuestra “media naranja” porque esa persona nos permite ver lo que nos falta integrar, no es que nos completa, porque ya tenemos todo dentro, sino que es la que nos ayuda a poder verlo. Esa persona que tengo delante me muestra aquello que no puedo ver en mí, sea algo “positivo” o “negativo”, con el único objetivo de que logre finalmente reconocerlo en mí misma.
Entonces, recordemos que siempre estamos delante de nuestro “espejo”, en una polaridad u otra, y el objetivo es lograr el equilibrio de ambas, saber que no hay nada malo ni bueno, y que en la medida en que dejemos de juzgar todo a nuestro alrededor, vamos a poder integrar ambas polaridades, luz y sombra, ya que somos ambas cosas. Yo ya me estoy amigando con la mía, de hecho hasta le he dado un espacio en mi página... ¿y vos? ¿Aceptás la tuya?