Alquimista Espiritual
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Siempre hay una luz al final del túnel

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    Victoria Farina
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¿Lograste entregarte a la muerte y la transformación?

Pareciera como que la temporada de muerte y transformación ha sido eterna, ¿o no? Entre los eclipses y el mes de Escorpio, hemos estado trabajando, ya sea de manera consciente o no, con energías poderosas que nos invitaron a ir hacia adentro, encontrarnos con nuestras sombras más profundas, hacer un proceso de cambio, de muerte simbólica, para sanar aquellas partes nuestras que siguen reprimidas, y para así renacer como el fénix, siendo nuestra mejor versión.

Pues esta semana llega a su fin esa temporada y se abre una nueva. No quiere decir que ya todo pasó y que puedo olvidarme. Para nada, los procesos siempre son simultáneos y cada persona en particular vivirá sus propias experiencias a su ritmo. Pero sí a nivel colectivo, la energía cambia y comenzará a mover en nuestro interior esa llama ardiente de sabiduría y curiosidad que quiere encontrar respuestas.

Se activa el fuego de Sagitario

Después de una crisis, siempre llega la fase de renacimiento, así como cuando la noche se va despidiendo para dar paso al sol que nace cada mañana. Así podemos imaginarnos a Sagitario que va alzándose en el horizonte.

Luego de sumergirme en mi oscuridad y sacarla a la luz, llega el momento de hacerme preguntas, de empezar a comprender qué fue lo que sucedió para que tuviera esa crisis, qué me llevó a experimentar todo eso. Y entonces, se activa dentro de mí la energía de Sagitario, ese explorador y aventurero que irá en busca de la verdad, que querrá experimentar cosas nuevas, descubrir un nuevo mundo, encontrar la verdad y las respuestas a todas esas preguntas; esa energía que confía en la vida porque sabe que siempre nos sostiene, que hay una red invisible que siempre está allí.

Llegan la claridad y la comprensión

Esta semana, el Sol entra en Sagitario de la mano de Marte, nuestro guerrero interior, y nuestra mente racional, Mercurio, también se encuentra ya allí. Este combo energético de fuego intenso nos abre el camino para que nos lancemos a buscar, aprender, estudiar, y que nos volvamos maestros y filósofos de nuestra propia vida. Nos trae comprensión y una perspectiva más amplia de los acontecimientos. Pero, ojo, sin exageraciones, sin fanatismos ni extremos porque las alas se nos podrían cortar si así fuera.

La invitación será que abramos nuestra mente, como dice Miguel Ruiz en su Quinto acuerdo, que aprendamos a escuchar, y que cultivemos nuestra curiosidad. Que miremos nuestras heridas de frente y que, a partir de ellas, vayamos en busca de esas respuestas porque se nos estará mostrando qué es aquello que debo soltar para poder construir la vida que deseo.

El Viaje del Héroe

En los artículos anteriores te estuve contando sobre este viaje que todos realizamos en algún momento de nuestra vida. Ya te hablé de la llamada que recibí hace tiempo atrás y que, gracias a que me animé a escucharla, hoy estoy aquí escribiéndote.

Si hay algo que puedo observar hoy al mirar atrás es cómo la energía de Sagitario salvó mi vida, fue el impulso que me dio fuerza y me sacó de ese pozo oscuro en el que estaba. Fue esa curiosidad por querer entender qué me había sucedido la que me llevó a vivir tantas cosas increíbles y que, ni por un segundo, cambiaría por nada. Y, finalmente, fue esa energía que me ayudó a despertar esa sabiduría interior, esa fe y confianza en la vida que hoy quiero compartirte.

En el artículo anterior te hablé de cómo puedo despertar mi poder interior cuando me doy permiso para entrar en la cueva profunda, y que esto me prepara para la gran prueba que tendré que superar para obtener la recompensa que tanto anhelo.

En este artículo quiero que sigamos el viaje…

10 El camino de vuelta

Aquí quiero hablarte de mi experiencia personal. Luego de morir, renacer y obtener esa recompensa, lo que más quería hacer es volver para compartirlo con el mundo entero. Había descubierto tantas cosas nuevas, había comprendido tantas cosas de mí misma que me maravillaban, tenía una nueva perspectiva de la vida, y se me llenaba el corazón de alegría al pensar que todo eso podía ayudar también a los demás.

Pues mi camino de vuelta fue casi lo contrario. Al volver, percibí que quienes estaban a mi alrededor no me comprendían, o no les interesaba o, incluso, se reían de lo que comentaba. Esa alegría y el entusiasmo que sentía al inicio se fueron disipando y se convirtieron en amargura, en confusión, en tristeza. No entendía por qué no lo podían ver como yo, o por qué no les interesaba verlo. El descubrimiento había cambiado mi vida, y lo que percibí en aquel momento es que muchas personas no tenían ningún interés en cambiar su vida, por más que no la estuvieran pasando bien. Vi que elegían el dolor y el conformismo, y por un tiempo no logré comprenderlo.

A partir de ahí, pasé por muchos estados. De esa euforia por compartir todo lo que iba aprendiendo, pasé a apatía y aislamiento. Encontré tanta resistencia que comencé a dejar de hablar, y como dejé de ser yo misma, ya asistía cada vez menos a reuniones sociales hasta que, al final, ya no quería ver a nadie. Me volví una ermitaña y me dediqué a mi proceso, a estudiar sola, a meditar, a seguir descubriendo los secretos de la vida.

Fueron épocas duras, romper patrones y cambiar de vida trae consigo decisiones crudas, limpiezas, cortes y lutos. Pero hoy puedo decirte que lo volvería a hacer más allá de esas consecuencias. Quiero recordarte que no hay nadie más importante en tu vida que vos mism@, y si vos no estás bien, no podés darle nada a nadie. Quien no pueda ver y comprender esto, pues quizás es mejor que siga su propio camino…

11 Resurrección del héroe

En algún punto de todo este proceso que te cuento, me di cuenta de lo que estaba haciendo conmigo misma, de cómo me había alejado del mundo exterior y que así como me sentía juzgada, pues yo también los estaba juzgando por no querer ver la vida como yo. Y entonces decidí que aceptaría a los demás como eran, pero que yo también tenía derecho a ser yo misma. Entonces volví a participar de reuniones sociales, pero ya no me quedaba callada, daba mi opinión por más que molestara y así fui reencontrándome y comencé a respetar y respetarme.

Me di cuenta que seguía teniendo la necesidad de “salvar” y “ayudar” a todo el mundo cuando en realidad no me lo pedían, y que si yo quería convencer a los demás de que vieran las cosas como yo, era lo mismo que decirles lo que tenían o no que hacer y, por ende, me creía dueña de la verdad. Tomé consciencia de que la energía Sagitario me había secuestrado, me había fanatizado y estaba polarizada. Y lo peor, me di cuenta de la violencia silenciosa que ejercía sin darme cuenta.

Fue una prueba dura porque, por un momento, quise volver a la cueva, al aislamiento. Vi que de nuevo estaba en el umbral, y que tenía que tomar la decisión de seguir allí o de soltar esa necesidad de salvar y controlar, y comenzar a vivir mi propia vida.

12 Regreso con el elíxir

Y así fue que empecé a practicar la compasión y la paciencia, primero por mí misma, y segundo por los demás. Aprendí que cada quien tiene su propio ritmo, su propio método, sus ganas o no de hacer un proceso personal. Me di cuenta que no ayudaría a los demás tratando de convencerlos, sino que sería a través del ejemplo y decidí enfocarme en mí.

Cuando dejé de empeñarme en cambiar a los demás y acepté que a la única persona que puedo cambiar es a mí misma, pues empecé a madurar, a hacerme responsable de mi propio bienestar. Digo empecé porque muchas veces vuelvo a caer en ese afán de querer “salvar”, pero ya es cada vez más fácil verlo y trabajarlo. Así decidí que lo haría diferente, que comenzaría a compartir todo aquello que había aprendido y que me había servido para que se beneficie solo quien resuene con ello, sin esperar nada más.

Este es el elíxir más dulce, el ver mi propio crecimiento, el sentir que en mi corazón hay paz por una misión cumplida, el saber que, si bien siempre seguirán surgiendo incomodidades y llegarán bajones, ya sé que puedo con ellos porque mi poder interior es ilimitado, y que si pude hacerlo una vez, lo podré hacer mil más. El elíxir más dulce es ver cómo una herida puede convertirse en un talento que ayude a otras personas. El elíxir más dulce es saber que si yo puedo hacerlo, vos también podés…

Si querés saber más sobre la energía de esta semana, podés escuchar el audio aquí.

Y también podés leer el artículo aquí en Tiempo Consciente.