Alquimista Espiritual
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Cómo romper las cadenas de la obediencia ciega

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    Victoria Farina
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De la conformidad a la autenticidad: Un camino hacia la conciencia y la libertad

Ya llevo dos artículos hablándote de la famosa CAJA (BOX) en la que nos encontramos encerrados sin darnos cuenta. Te comenté que la B correspondía a “beliefs” (creencias) y ya te di herramientas para que vayas descubriendo las tuyas y logres reemplazarlas.

En este artículo voy a hablar de la “O” de esa BOX que corresponde a “obediencia”. Exploraremos profundamente el concepto de obediencia, sus implicaciones y cómo identificar las áreas en tu vida donde podrías estar obedeciendo sin darte cuenta. El objetivo es empoderarte para que liberes tu verdadero potencial y tomes las riendas de tu vida, más allá de las normas impuestas.

¿Estás preparado? Vamos allá…

¿Qué es la obediencia?

La obediencia es la acción de seguir instrucciones, reglas u órdenes de una autoridad. Este es un concepto profundamente enraizado en nuestra sociedad y cultura. Desde muy temprana edad, aprendemos a acatar esas reglas y normas establecidas por figuras de autoridad como padres, maestros, empleadores y leyes sociales, muchas veces sin cuestionarlas. Esta práctica es esencial para el funcionamiento armonioso de una sociedad, permitiendo la convivencia y el orden.

Y creeme que lo es. Lamentablemente, el ser humano necesita todavía pautas para vivir y relacionarse, no tenemos aún ese nivel de consciencia, respeto y empatía por los demás como para vivir sin esas reglas y tener una convivencia armónica y en paz.

Sin embargo, esta también puede convertirse en un obstáculo cuando limita nuestra creatividad, autonomía y crecimiento personal. Puede convertirse en una cárcel invisible, limitando nuestra capacidad de pensar críticamente y tomar decisiones autónomas.

Por lo que es vital aprender a reconocer cuándo la obediencia sirve a nuestros valores y propósitos, y cuándo simplemente nos atrapa en una rutina de conformidad. Y por sobretodo, saber que detrás de una decisión y una acción viene una responsabilidad.

Implicaciones de la obediencia

Acá te voy a presentar cuáles pueden ser las implicaciones de ser demasiado obediente todo el tiempo sin parar para pensar por qué lo hago:

Conformidad social: Ser obediente a las normas y expectativas de nuestro entorno social puede llevar a una conformidad que nos haga perder nuestra individualidad y voz propia. Podemos llegar a tomar decisiones basadas en el cumplimiento de expectativas ajenas en lugar de nuestros propios deseos y valores.

Limitación del pensamiento crítico: La obediencia ciega puede inhibir nuestra capacidad de pensar críticamente y cuestionar el status quo. Esto puede resultar en la perpetuación de sistemas y prácticas que no necesariamente son justas o beneficiosas para todos.

Falta de autonomía: La excesiva obediencia puede hacernos dependientes de la aprobación y dirección de otros, disminuyendo nuestra capacidad de tomar decisiones independientes y de liderar nuestras propias vidas.

Cómo identificar las áreas de obediencia inconsciente

Como ya te he dicho muchas veces, para tomar consciencia de todo esto, necesitamos participar activamente en nuestro proceso de crecimiento. Si simplemente me manejo en automático día tras día, pues me será más difícil observar lo que sucede a mi alrededor y tomar decisiones conscientes.

Aquí te dejo algunas sugerencias para que identifiques si estás cayendo en esa obediencia ciega de manera inconsciente:

Reflexión personal: Un buen punto de partida es la autoreflexión. Pregúntate a ti mismo en qué áreas de tu vida estás siguiendo las expectativas de otros en lugar de tus propios deseos. Por ejemplo, ¿eliges tu carrera o tus hábitos diarios basándote en lo que otros piensan que es correcto o conveniente?

Cuestiona las normas: Identifica las normas y reglas que sigues de manera automática. ¿Hay alguna que sigues sin cuestionarla? ¿Estás de acuerdo con ella? ¿Resuena con tus valores fundamentales? ¿Por qué la sigues? A veces, simplemente el hecho de cuestionar una norma puede llevarnos a darnos cuenta de que no es necesaria o útil para nuestro bienestar.

Escucha tu voz interna: Presta atención a tus sentimientos y pensamientos internos. Si, frecuentemente, te encuentras haciendo cosas que no disfrutas o con las que no estás de acuerdo, podría ser una señal de que estás obedeciendo sin darte cuenta.

Observa tus relaciones: Las dinámicas de poder en nuestras relaciones personales y profesionales pueden influir en nuestro nivel de obediencia. Analiza si en alguna relación tiendes a cumplir las demandas de otros en detrimento de tus propios deseos y necesidades. La famosa frase “lo hago porque todos lo hacen” ya pasó de moda; empieza a elegir por ti, en función de tus intereses, de tu armonía interior, de tus valores fundamentales, y entra en coherencia con tu alma.

La búsqueda de la autenticidad: Mi viaje espiritual

Desde adolescente, comencé a notar una desconexión entre mis creencias y la religión que me enseñaban en la escuela católica. Estábamos obligados a asistir a misa y a confesarnos, pero yo sentía que eso no era necesario para mi relación con lo divino. Descubrí que podía comunicarme con Dios, los ángeles y mis guías espirituales desde la intimidad de mi habitación. Esta realización me llevó a cuestionar la institución de la Iglesia, aunque no mi fe en Dios.

Con el tiempo, quise explorar otras religiones y doctrinas. Así, me adentré en el budismo, chamanismo, espiritismo e investigué un poco el hinduismo. Encontré que cada una tenía aspectos positivos que podían enriquecer mi vida. Decidí entonces construir mi propio sistema de valores y creencias, tomando lo que me servía de cada religión y dejando de lado lo que no consideraba útil o valioso.

Hace un par de años atrás, conocí a alguien cuya religión le imponía muchas restricciones. Él no entendía cómo yo podía ser “espiritual” sin seguir una religión específica. Una vez, enojado, llegó a decirme: “No puedes elegir lo que más te gusta de cada religión, tienes que elegir una y aceptar tanto lo bueno como lo malo”.

Esta frase me impactó profundamente. Vi en él un claro ejemplo de obediencia ciega: sabía que algunas normas no le convencían y no le hacían bien, pero las seguía porque, según él, “es lo que hay que hacer”. Yo podía observar claramente que esta incongruencia lo llevaba a hacer cosas “prohibidas” en secreto y luego sentirse culpable, pero él no lo veía.

El precio de la obediencia ciega

Me di cuenta de que la obediencia ciega puede generar rabia y rencor. Al despertarnos de esa obediencia, a menudo nos enojamos con figuras como Dios, el jefe o los padres, y los culpamos por nuestra situación (o, incluso, como en el caso de esta persona que conocí, nos enojamos con los demás que no obedecen).

Sin embargo, esa obediencia fue nuestra decisión, resultado de una falta de compromiso personal y responsabilidad por nuestra propia vida y crecimiento. No participar activamente en nuestro proceso personal conduce a echar la culpa a otros en lugar de asumir nuestra parte porque vamos por la vida dormidos, en automático, sin hacernos preguntas de por qué y para qué hacemos lo que hacemos.

Esta experiencia que tuve me enseñó mucho sobre la obediencia ciega. Muchas veces caemos en este tipo de obediencia sin cuestionar, lo que nos lleva a vivir en incoherencia.

Pero este es solo un ejemplo personal de cómo vi reflejada la obediencia y esto puede darse en cualquier ámbito de nuestra vida. No estoy en contra de la religión; sé que puede ser una guía valiosa, especialmente en momentos de dolor. Creo firmemente que, cuando llega el dolor a nuestras vidas, necesitamos creer en algo que nos sostenga, que nos aporte consuelo y esperanza, y nos dé fuerza para levantarnos y seguir caminando hacia adelante.

Sin embargo, me rechina los dientes ver cómo este tipo de obediencia puede hacer que nos desviemos de nuestra autenticidad y que vivamos restricciones impuestas sin siquiera cuestionarlas.

¿Y me puedo preguntar para qué hacemos esto? Pues porque debajo puede haber un beneficio secundario. El yo no tener que elegir y dejar que otros me digan lo que tengo que hacer me salva de la responsabilidad de tomar las riendas de mi propia vida, de sentir que yo misma me he equivocado o no. Una vez que tomamos la decisión de hacernos responsables, ya no hay a quién echarle la culpa…

Sugerencias para romper con la obediencia automática

Por todo lo que te cuento, quiero dejarte algunas sugerencias para romper con esa obediencia, sea en el área de tu vida que sea:

Fomenta tu autoconfianza: Confía en tu capacidad para tomar decisiones y manejar las consecuencias. La autoconfianza es clave para resistir la presión de obedecer ciegamente.

Educa tu pensamiento crítico: Lee, infórmate y aprende sobre diversos puntos de vista. El conocimiento te permitirá cuestionar y evaluar las normas y expectativas a las que estás expuesto. Te recomiendo los dos libros de Miguel Ruiz: Los Cuatro Acuerdos Tolteka y El Quinto Acuerdo.

Desarrolla tu autonomía: Practica tomar decisiones pequeñas por ti mismo y aumenta gradualmente la cantidad de decisiones importantes que tomas de manera independiente.

Busca apoyo: Encuentra personas que te apoyen en tu proceso de descubrimiento personal y resistencia a la obediencia automática. Este apoyo puede ser crucial para mantenerte firme en tu camino hacia la autonomía y autenticidad.

Y cuando ya te animes, puedes dar más pasos:

Establece límites claros: Define claramente lo que estás dispuesto a aceptar y lo que no, y comunica estos límites a los demás. Usa un marco de toma de decisiones: Antes de responder, evalúa las solicitudes con marcos como la Matriz Eisenhower (Urgente/Importante), que puede ayudarte a priorizar tareas eficazmente.

Practica decir No: Comienza con pequeñas negativas para ganar confianza. Frases como “Agradezco la oferta, pero no podré comprometerme con esto” pueden ser útiles.

Evalúa tu capacidad: Revisa regularmente tus compromisos actuales y evalúa si tienes la capacidad de asumir tareas adicionales.

Busca a un referente y compañero de responsabilidad: Ten un amigo o mentor de confianza que te ayude a mantenerte fiel a tus límites y metas.

Practica mindfulness y reflexión: De nuevo, tómate un momento para reflexionar antes de responder. Practicar mindfulness puede darte la pausa que necesitas para tomar decisiones reflexivas en lugar de decir sí impulsivamente.

Hora de la reflexión

Por esta semana, te invito a que hagas esa reflexión personal, identifiques las veces que caes en obediencia ciega sin cuestionarte y te preguntes lo siguiente:

¿Qué creencia puede haber por detrás de esa obediencia?

¿Cuál sería la respuesta auténtica que, de hecho, te gustaría dar?

¿Cuál es el beneficio secundario que obtienes por obedecer y quedarte allí?

También puedes ver el episodio del Podcast Versus – Harmony In Contrasts, en el cual hablamos acerca de este tema; te dejo el enlace aquí.

Y si quieres estar al tanto de toda la energía de esta semana en más profundidad, puedes escuchar el audio que preparo todos los lunes para la comunidad de Telegram aquí.